Las finanzas son un ambiente que muchas veces puede ser calificado de impredecible. Si bien a la economía la rigen leyes y factores que en cierta forma pueden ser recreados y responden a ciertas nociones preestablecidas, los riesgos siempre existen y son una parte inherente de todas las relaciones financieras que se establecen entre los seres humanos. El asumir esos riesgos es parte del compromiso de confianza sobre el que se fundamentan muchas de estas relaciones, como los créditos. Todos nos hemos enfrentado al escrutinio de los bancos, algunos quizás hemos buscado la asesoría de expertos financieros para algún tipo de trámite crediticio; pero, ¿alguna vez hemos pensado en los riesgos que implica para un acreedor el otorgar un préstamo? En este artículo hablaremos sobre esto.
Primero: ¿qué es exactamente un crédito?
Los créditos son un tipo de relación que se da en el ámbito de las finanzas. Como su nombre lo indica, el crédito depende de la confianza: una parte que cree firmemente que la otra está en capacidad de honrar los compromisos suscritos por ambos. Al ser un acuerdo económico, por lo menos en la actualidad, los créditos o préstamos involucran el otorgamiento de una determinada cantidad de dinero, por lo general de una institución bancaria a un particular o empresa. Esta institución se basa en la confianza lograda luego de un estudio realizado sobre el posible deudor, para así determinar su solvencia y su capacidad de cumplir con el compromiso.
El deudor se compromete a financiar su deuda en un período de tiempo convenido entre él y su acreedor. Los pagos de la misma se dividen en cuotas, y pueden incluir el pago de intereses, lo cual es bastante común y una norma en la relación con los bancos, así como seguros y el pago de otros gastos que pudieran generarse con motivo de la transacción. El eventual no cumplimiento de estos compromisos por parte del deudor puede acarrearle serias consecuencias para con el acreedor, que parten desde la pérdida de la confianza hasta acciones jurídicas o penales por incumplimiento de contrato, así como la pérdida de inmuebles, negocios y bienes otorgados como garantía de pago.
Como vemos, si bien es una relación que se basa en la confianza, un crédito no es un contrato exento de riesgos. Es por esto que las instituciones financieras llevan a cabo exhaustivos análisis de riesgo de todos sus posibles acreedores, evaluando sus referencias y solvencia para así tomar una decisión en cuanto a si se establece definitivamente la relación o no. Hay una multiplicidad de factores que entran en juego en estas evaluaciones, y que se manejan de forma más o menos universal en la gran mayoría de las instituciones bancarias en todo el mundo.
Criterios para la evaluación de riesgo
Un elemento importante que la mayoría de las instituciones financieras toman en cuenta para establecer relaciones de crédito es el historial crediticio de la persona o empresa que solicita el préstamo. Este historial está conformado por la forma cómo el posible deudor a respondido a créditos anteriores, si ha tenido demoras en los pagos de estos créditos, si ha solicitado muchos créditos en el pasado, etc.
De igual forma, se tiene en cuenta si el solicitante posee bienes o inmuebles que otorgar en garantía para el pago del crédito, su capital o patrimonio neto, su capacidad de pago según el salario o las ganancias que devenga, las condiciones de empleo en las que la persona que solicita el crédito se encuentre: trabajo asalariado, independiente, tipo de profesión, etc. Como vemos, el estudio del posible deudor es muy completo porque los riesgos son proporcionales a la cantidad de dinero que se otorga. Entender esto nos puede ayudar mucho a la hora de enfrentarnos a una solicitud de crédito y salir airosos y merecedores de la confianza de nuestros acreedores.