Cuando nos encontramos en apuros económicos o a las puertas de un nuevo proyecto para el que necesitamos financiación, recurrir a la ayuda económica de los padres suele ser a menudo el primer impulso. No obstante, no siempre es la decisión más acertada ya que mezclar familia y negocios puede no ser una gran idea.
No es lo mismo querer estudiar un máster que emprender un proyecto o comprar una casa, por lo que en función del objetivo que persigamos pediremos dinero prestado a nuestros padres o a una entidad de créditos. Esta opción nos la plantearemos siempre y cuando nuestros padres cuenten con los recursos necesarios para poder ayudarnos, evidentemente.
Antes era más común recurrir a la ayuda de amigos y familiares, debido a la gran cantidad de barreras de entrada que establecían la mayoría de las entidades acreedoras. Si no contabas con una nómina o algún otro tipo de aval era difícil recibir la financiación. Hoy en día sin embargo, gracias a los préstamos sin aval las concesiones de financiación se han democratizado volviéndose más accesibles para todo el mundo, haciendo que no sea necesario recurrir tanto a las familias.
Aún así, para esos momentos en los que realmente necesites recurrir a ellos en este post vamos a darte 5 consejos para pedirles dinero prestado a tus padres y mantener la buena relación:
Claridad desde el principio
El primer punto a tener en cuenta es la transparencia absoluta. Comunica la cantidad de dinero que necesitas, en qué plazos y para qué fin. Que no quede ningún asunto por resolver ya que ello acarreará problemas a medio plazo.
Algunos de los temas a determinar desde el principio son la forma de devolver el préstamo (lo más común será en dinero pero puede que quieras darles una participación en el nuevo proyecto que vas a emprender por ejemplo), si hay intereses de por medio especificar cuáles, los plazos de devolución, etcétera.
Tener en cuenta su capacidad adquisitiva
Ten en cuenta la cantidad de dinero que necesitas pero ten en cuenta también la cantidad de dinero que tus padres pueden realmente prestarte. Posiblemente conozcas su situación económica y te hagas a la idea de la cantidad de dinero que pueden poner a tu disposición durante este periodo de tiempo estipulado. Ante todo, seamos realistas y respetuosos con la parte que nos presta.
Todo por escrito
Es bien sabido que las palabras se las lleva el aire y en asuntos tan complicados que atañen al dinero más vale dejarlo todo por escrito para evitar posibles malentendidos en el futuro. Redacta un documento donde se especifiquen todas las condiciones acordadas por ambas partes y firmadlo, después realizar una copia de modo que cada uno pueda quedarse con un ejemplar de este “acuerdo de préstamo en familia”.
Discreción
Una vez el préstamo haya sido realizado evita sacar el tema de conversación en reuniones familiares como navidades o cumpleaños. Cumple a rajatabla las condiciones que hayáis pactado y habla lo mínimo posible sobre el tema en público. Puede ser que se causen inseguridades, celos o desconfianzas por otras partes de la familia. Si en el acuerdo de préstamo hay dos partes implicadas no tiene por qué enterarse una tercera.
Prioriza la familia
Y como último consejo te diremos que siempre priorices la buena relación familiar por encima de tus intereses económicos. El dinero es algo volátil y efímero, mientras que la familia es una de las pocas cosas que nos duran toda la vida. Recuerda, perder la relación familiar es un interés demasiado alto que no deberías de pagar por ningún préstamo.